miércoles, junio 08, 2005

La confianza

Avish Parashar - una persona que trabaja con creatividad - en relación a los ejercicios corporales que se suelen hacer para la confianza, dice que no se puede trasladar la confianza de un dominio a otro. Esos ejercicios asumen que si un grupo de personas no va a permitir que yo me lastime físicamente – el típico de la ronda y uno en el medio que se deja caer y los demás lo atajan - , significa que puedo confiar en que me van a sostener respetando mis ideas en el trabajo, por ejemplo.
Yo agregaría que sirven para detectar en quien definitivamente no puedo confiar, en el caso de que esa persona me deje caer al suelo – es demasiado obvio el comportamiento-, o como en el caso que la experimentada coach Alcira de Lellis tuvo oportunidad de observar en un entrenamiento en Cholqui, cuando un compañero claramente no me tenía en cuenta en un ejercicio de caminar por un cable de acero sostenido por dos palos, uno desde cada punta y cruzándonos en el medio. Ahí está claro en quién no puedo confiar. Pero no sirven para aprender en quién sí puedo confiar: me parece que la misma persona que te cuidará como a un bebé, puede no saber escuchar y trabajar con otros en un entorno laboral.
En la formación como coach me enseñaron que la confianza en otros se basa en tres juicios: juicio de competencia – sabe lo que hace- , de sinceridad – camina lo que habla - y credibilidad – el desempeño anterior me demuestra que puedo confiar en acciones futuras de esa persona. Esto quiere decir que para confiar en alguien en el trabajo se necesita bastante tiempo porque no se fundan esos juicios de un día para el otro. Y mientras tanto, el otro no es confiable hasta que demuestre serlo.
Dice Parashar que la otra posibilidad es confiar en mis habilidades lo suficiente como para asumir el riesgo de confiar en el otro desde el principio. Porque, cuál es la razón principal por la que no confiamos en otros? Que sus fallas nos van a perjudicar, generándonos problemas o haciéndonos sentir mal. Si tengo fe en mis habilidades, sabré que si el otro me falla, me las voy a arreglar de alguna manera. (Obviamente no se trata de ser ingenuo y confiarle a alguien un proyecto importante sin conocerlo y sin monitorearlo o supervisarlo). Esta segunda alternativa parece más “trabajable” desde el coaching. Comprar el juicio de confianza que implica tiempo, no nos deja demasiado espacio para contribuir a generarla.

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