martes, octubre 04, 2005

Una vez más con la “venta” del coaching

Sigue siendo tema de conversación el de venderse como coach de manera efectiva.
Por un lado, el coaching está en una crisis de crecimiento en países desarrollados, tal como fue la consultoría hace ya muchos años. Sobre el tema de la historia del coaching hay un artículo muy interesante en http://www.coachinginsider.com . Por el otro, en la Argentina, por ejemplo, la “mano” que nos dio hace unos años el ilustrado Mariano Grondona, contribuyó a desdibujar – o a borronear – lo que se había logrado hasta ese momento, llegando hasta el disparate de hablar de secta. En fin...
Yo creo que vender coaching no es una buena estrategia. No, por lo menos, a esta altura del desarrollo de la profesión. Y aunque estuviera más desarrollada, creo que hay que hablar de lo que resolvemos o logramos, más que de cómo lo hacemos.
Encontré a propósito de esto, a alguien que piensa lo mismo (qué tranquilidad, no?). Tessa Stowe, en una newsletter de Coachville Communities, escribe un artículo que se llama “No venda coaching: nadie lo compra!”
Ella dice simplemente que si cuesta trabajo hacer entender a la gente lo que es el coaching, cómo podemos esperar que lo compren? Además, las personas no sienten la necesidad de comprar servicios de odontología, o de contabilidad, o de consultoría: lo que sienten es la necesidad de resolver un problema específico. Si tengo dolor de muelas pienso que tengo que recurrir a alguien – que es un dentista – para resolver mi problema. Y lo voy a encontrar porque estoy motivado por un problema que requería una solución. Los detalles del proceso que utiliza el dentista no nos interesan demasiado, en tanto nos sintamos mejor pronto.
Del mismo modo, las personas no se despiertan pensando que necesitan coaching. Sí se despiertan con problemas que necesitan ser resueltos y que nosotros, como coaches, podemos contribuir a resolver usando nuestro proceso.
De modo que lo que hay que vender es los problemas que resolverá cada coach y los resultados que promete. Para lo cual hay que decidirse por un mercado y por determinados problemas o desafíos que podamos resolver para él. Además, tenerlo presente cuando alguien nos pregunta a qué nos dedicamos: la respuesta no es “soy un coach”, la respuesta es ese speech que tendremos sobre el quiebre en el cual nos hayamos especializado.

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