domingo, abril 09, 2006

Si no nos metemos con lo actitudinal...

Cuando charlo con gerentes o líderes de equipos, muy frecuentemente me encuentro con el comentario de que los programas de capacitación que suelen comprar, y en los que se va un presupuesto importante, no tienen los resultados esperados. Pasa la actividad y aunque haya tenido mucha aceptación, todo vuelve a ser como antes al corto tiempo. Porqué?
Me gusta pensar en el cerebro como un elástico que se estira, pero que cuando soltamos alguno de los puntos en los que se afirma, vuelve a su extensión original. En el caso de los programas de entrenamiento, pese a que ciertas habilidades puedan ser en teoría fáciles de aprender o que los encargados de capacitar o entrenar son muy sólidos, hay algo que interfiere en la aplicación cotidiana y es que a veces estos conocimientos chocan con creencias y actitudes que disminuyen la motivación a hacerlo. Es decir que aunque una persona haya tenido altos puntajes en las evaluaciones de una actividad de capacitación, puede tener pensamientos y sentimientos negativos que le impiden demostrar esta nueva técnica en su trabajo. Al mismo tiempo, para poder aprender, una persona debe tener abiertos ciertos canales de la comunicación; debe bajar sus defensas, permitiendo la entrada de la información.
En este sentido, los efectos debilitantes de las emociones negativas tales como rabia, ansiedad, depresión, tensión, culpa, vergüenza, frustración miedo, etc, son bien conocidos. El gerente que tuvo una actuación perfecta en un role playing de evaluación de desempeño puede ver condicionada su evaluación de un empleado por el miedo a su desaprobación. Otro ejemplo que vimos mucho hace unos años es el de la gente que estaba orgullosa de haber realizado siempre su trabajo sin asistencia electrónica y que no podía absorber información sobre el manejo de una PC por estar frustrada y ansiosa.
Me resulta muy interesante por eso trabajar con el management actitudinal. La base es reconocer que los humanos no funcionamos exclusivamente por estímulo-respuesta y que hay una fuerte relación entre creencias o pensamientos, emociones y comportamientos. Desde este punto de vista, los comportamientos son afectados por los pensamientos y las reacciones emocionales de la gente hacia circunstancias que no se ajustan completamente a sus expectativas. Por lo tanto, los programas de entrenamiento exitosos son entonces los que desafían las creencias y actitudes negativas resultantes que interfieren con la aplicación efectiva de las habilidades aprendidas y con el logro de los objetivos organizacionales. Además, cómo podemos resolver conflictos en un equipo si no abordamos las creencias de los involucrados?
En mi práctica es una base imprescindible para el coaching, totalmente alineada con el concepto de que la realidad es la interpretación del observador y que sobre ésta debemos trabajar. Volviendo a lo del elástico, es dar la puntada con nudo.

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